Los sofistas y Sócrates: Contrastes fundamentales
¿Alguna vez te preguntaste cómo se enseñaba filosofía hace 2500 años? En la Atenas antigua existían dos caminos muy diferentes. Los sofistas eran maestros que cobraban por enseñar oratoria y técnicas para triunfar en tribunales y política. Para ellos, la verdad era relativa y lo importante era saber persuadir, sin importar tanto la búsqueda de lo verdadero.
Sócrates representaba exactamente lo contrario: no cobraba por enseñar y rechazaba los discursos preparados. Su método se basaba en el diálogo genuino, donde a través de preguntas ayudaba a las personas a descubrir las contradicciones en sus propias ideas. Para él, el conocimiento tenía un valor ético fundamental: solo quien conoce el bien puede actuar correctamente.
Objetivos del método socrático
El método socrático no era solo una técnica argumentativa sino toda una filosofía educativa. Su famosa frase "Solo sé que no sé nada" refleja una actitud de humildad intelectual y apertura constante al aprendizaje, no una declaración de ignorancia.
Este método perseguía tres grandes objetivos: distinguir el conocimiento verdadero de la mera opinión (doxa), descubrir la esencia racional y moral del ser humano, y formar en la virtud mediante la reflexión compartida.
💡 El método socrático consideraba que la verdad no se impone desde afuera, sino que se descubre desde adentro a través del diálogo y la reflexión conjunta.
Funcionamiento del método socrático
La ironía socrática consistía en fingir ignorancia para invitar al otro a exponer sus ideas. Sócrates hacía preguntas aparentemente ingenuas que llevaban al interlocutor a descubrir contradicciones en su propio pensamiento. Por ejemplo, si alguien decía que "la justicia es hacer lo que uno quiere", Sócrates podría preguntar: "¿Y si alguien quiere hacer daño, eso también es justo?"
La mayéutica (que significa "arte de partear") era la segunda fase del método. Como la madre de Sócrates era partera, él comparaba su labor filosófica con ayudar a "dar a luz" ideas. No daba respuestas, solo hacía preguntas que permitían al interlocutor encontrar su propia verdad.