Modernidad y expansión del capitalismo
A partir del siglo XVI, Europa inició una nueva era marcada por su expansión global, provocando inmensas transformaciones en todos los ámbitos. El concepto de "hombre civilizado" se construyó desde la idea del predominio de lo cultural sobre lo natural, y de la razón sobre los instintos.
La expansión del capitalismo llevó a las potencias europeas a conquistar otros continentes, subordinándolos a la nueva lógica del capital. La economía rompió sus límites tradicionales para conformar un mercado mundial, inaugurando el ciclo histórico del colonialismo.
Durante el siglo XIX, el mundo se transformó profundamente y una minoría de países europeos se convirtieron en economías industriales. El progreso se convirtió en la palabra clave de la época, reflejado en nuevas tecnologías, fuentes de energía, y avances en transportes y comunicaciones.
Sin embargo, también surgieron teóricos críticos del capitalismo que cuestionaron este supuesto progreso. La mecanización y división del trabajo provocaron una ruptura del trabajador con la actividad productiva como un todo. El trabajo se redujo a una función parcializada y repetitiva, creando una nueva subjetividad obrera.
La máquina se introdujo en el "alma" del trabajador, y el cuerpo fue construido a partir de la maquinización: el ser humano como un engranaje más de la maquinaria, el obrero chaplinesco de la película Tiempos Modernos.
¡Preguntate! ¿En qué medida seguimos experimentando hoy esta "mecanización" del trabajo y de la vida? Las películas como "Tiempos Modernos" siguen siendo relevantes porque muestran tensiones que aún persisten en nuestra sociedad.