Evolución del Sistema Constitucional Argentino
El sistema constitucional argentino ha experimentado diversas reformas a lo largo de su historia, cada una reflejando los cambios políticos, sociales y económicos del país. La Reforma de 1860 introdujo cambios significativos: suprimió la mención de Buenos Aires como capital de la república, eliminó la aprobación de constituciones provinciales por el Congreso, restringió las facultades del gobierno nacional y eliminó la prohibición de modificar el texto por diez años.
La Reforma de 1866 modificó los artículos 4 y 67 inciso 1, estableciendo que los impuestos de importación y exportación pasaran definitivamente al Estado Nacional. La Reforma de 1898 cambió la base de elección de diputados (uno por cada 33.000 habitantes) y aumentó el número de ministerios a ocho.
La Reforma de 1949, durante la primera presidencia de Perón, incorporó los derechos de segunda generación (laborales y sociales), reconoció la igualdad jurídica entre hombres y mujeres, estableció la función social de la propiedad y posibilitó la reelección presidencial indefinida. Este texto tuvo validez hasta 1955, cuando las fuerzas armadas restituyeron la Constitución de 1853.
La Reforma de 1957 incorporó los derechos del trabajo en el artículo 14 bis, mientras que la enmienda de 1972 (realizada durante un gobierno militar) intentó modificar la parte orgánica del texto constitucional, pero quedó invalidada tras cumplirse el plazo fijado por la junta militar.
📜 Las reformas constitucionales reflejan la tensión histórica entre estabilidad institucional y adaptación a nuevas realidades sociales. Cada modificación responde a necesidades históricas específicas y visiones políticas dominantes.
La Reforma de 1994 fue quizás la más profunda. Surgió del Pacto de Olivos entre Menem y Alfonsín, líderes de las dos fuerzas políticas principales. Esta reforma modificó 44 artículos, incorporando nuevos derechos (ambientales, del consumidor, a la información), estableciendo la preeminencia de tratados internacionales, el voto directo, la reelección presidencial por única vez, y la autonomía de la ciudad de Buenos Aires, entre otros cambios significativos.
El texto constitucional también prevé situaciones de excepción como la intervención federal (intervención del gobierno nacional en las provincias) y el estado de sitio (instituto de emergencia que otorga mayores poderes a las autoridades para preservar la ley fundamental).
En cuanto a la relación entre la Iglesia y el Estado, la Constitución otorga un status especial a la iglesia católica. El acuerdo del 10 de octubre de 1966 entre el Papa Paulo VI y el presidente Onganía garantizó el libre ejercicio del culto católico, estableció la competencia de la Santa Sede para nombrar obispos y arzobispos, y reconoció libertad para las comunicaciones entre la Santa Sede y sus fieles.