Los 14 Principios de Gestión de Henri Fayol (Parte 1)
La división del trabajo permite aprovechar las habilidades específicas de cada empleado para aumentar la productividad. Cuando cada trabajador se especializa en tareas específicas, logra mayor velocidad y precisión en su desempeño.
La autoridad y responsabilidad están intrínsecamente ligadas. Los directivos necesitan tener el poder para dar órdenes, pero también deben asumir la responsabilidad de las consecuencias. Este equilibrio es esencial para un liderazgo efectivo.
En una organización, la disciplina y la unidad de mando son fundamentales. La primera garantiza respeto y cumplimiento de normas, mientras que la segunda evita confusiones al establecer que cada empleado debe recibir órdenes de un solo superior.
💡 Dato clave: La unidad de dirección asegura que todas las actividades de los empleados apunten hacia un mismo objetivo, siguiendo un plan de acción claro y supervisado por la dirección.
El interés general siempre debe prevalecer sobre los intereses individuales, asegurando que todos trabajen hacia las metas de la organización. Complementando esto, una remuneración justa (tanto económica como no económica) mantiene la motivación y productividad de los empleados.
Por último, una jerarquía clara define líneas de autoridad y comunicación dentro de la organización, mientras que la centralización adecuada equilibra la toma de decisiones entre los distintos niveles jerárquicos.