El comienzo en África: Imaoma y Atima
La historia se inicia en una aldea africana entre 1779 y 1791, en tiempos de cacería y tradiciones ancestrales. Imaoma, un joven cazador considerado elegido por los antepasados, se enamora de Atima, una muchacha hábil en el arte de teñir plumas y coser pieles.
El ritual del cortejo es hermoso y simbólico: tres miradas de Imaoma a Atima durante un día completo equivalen a una propuesta de matrimonio. Las familias aceptan la unión porque los jóvenes son "los dos ojos de un mismo pez, las dos laderas de una misma montaña".
En la ceremonia de boda, Imaoma regala a Atima el pequeño espejo enmarcado en ébano que él mismo talló con paciencia. Este momento marca el nacimiento de nuestro protagonista silencioso, creado con amor y destinado a viajar por el mundo.
Sin embargo, los tambores comienzan a anunciar desgracias. Durante tres años, su sonido se vuelve "ronco y triste", advirtiendo que grandes males se avecinan para la comunidad.
💡 Detalle cultural: Los tambores en las culturas africanas no solo hacían música, sino que funcionaban como un sistema de comunicación a larga distancia, transmitiendo noticias y advertencias entre comunidades.