El crimen y sus consecuencias
La octava noche, cuando finalmente encuentra el ojo abierto, el narrador enloquece completamente. Mientras observa, comienza a escuchar el latido del corazón del anciano, que se intensifica hasta volverse insoportable. Convencido de que los vecinos podrían oírlo, ataca impulsivamente al viejo, lo arroja al suelo y lo asfixia bajo una pesada cama.
Después de confirmar su muerte, el asesino desmembra meticulosamente el cuerpo y lo esconde bajo las tablas del piso. Está orgulloso de su trabajo, pues no queda ni rastro del crimen. Todo está perfectamente calculado, sin manchas de sangre ni evidencia alguna.
Cuando la policía llega a investigar (alertada por un vecino que escuchó un grito), el narrador los recibe con total confianza. Los guía por toda la casa e incluso los invita a sentarse justo encima del lugar donde escondió el cadáver.
¡Atención! El corazón delator es una manifestación física de la culpa del narrador, un elemento psicológico que Poe utiliza brillantemente para mostrar cómo la mente puede torturarnos.
Durante la conversación con los oficiales, el protagonista comienza a oír nuevamente el latido del corazón del anciano, cada vez más fuerte. La intensidad del sonido lo lleva al borde de la locura hasta que, finalmente, incapaz de soportarlo más, confiesa desesperadamente su crimen, convencido de que los policías también escuchan el latido acusador.