El Rol de las Mujeres: Entre Cambios y Continuidades (1946-1955)
El Discurso Oficial sobre la Mujer
El peronismo manejó una visión compleja sobre el papel de la mujer en la sociedad. Por un lado, mantenía el modelo tradicional que dividía roles por género: la mujer como ama de casa y el hombre como proveedor. Existía un estigma social hacia las mujeres que trabajaban fuera del hogar, considerándolas como una amenaza al orden familiar.
Sin embargo, cuando se trataba de política, el Partido Peronista Femenino (PPF) presentaba la actividad política como una extensión natural de las tareas domésticas. La "acción social" se describía como una ampliación del instinto maternal, legitimando así la participación femenina en la esfera pública sin cuestionar frontalmente los roles tradicionales.
Las Unidades Básicas Femeninas
Estos espacios políticos exclusivos para mujeres (donde estaba prohibida la entrada de hombres) operaban con una lógica particular. Combinaban actividades que reforzaban roles tradicionales (cursos de cocina, costura) con trabajo político. El discurso oficial vinculaba la política con el cuidado del hogar, sugiriendo que "ayudar al prójimo" era similar a cuidar de la familia.
Esta aparente continuidad con el rol doméstico ocultaba una importante ruptura: estas actividades sacaban a las mujeres del ámbito privado y las introducían en la esfera pública, tradicionalmente masculina.
La Participación Política en la Práctica
Durante la campaña electoral de 1951, las mujeres participaron activamente como agentes de propaganda, cumpliendo largas jornadas (hasta 24 horas en sedes partidarias) y realizando viajes por el país que las alejaban de sus hogares, contradiciendo el discurso sobre su rol doméstico.
⚠️ Contradicción clave: Aunque se promovía la idea de que las mujeres debían priorizar el hogar, la actividad política peronista las movilizaba intensamente fuera de él.
El resultado más visible fue la elección de 23 diputadas y 6 senadoras en 1951, la primera representación femenina masiva en el Congreso. Sin embargo, estas legisladoras debían seguir normas de conducta estrictas: vestimenta sobria, prohibición de colaboradores hombres para evitar "habladurías", mientras los hombres debían moderar su lenguaje en su presencia.
Tensiones No Resueltas
El peronismo manejó un doble discurso: promovió la participación política femenina pero dentro de moldes tradicionales. El caso de Eva Perón es emblemático: era una líder política poderosa, pero el PPF insistía en que su rol era "maternal".
Este período dejó un legado ambiguo: por un lado, logró la incorporación masiva de mujeres a la política (3.5 millones votaron en 1951), pero por otro, mantuvo estereotipos de género que limitaron su plena autonomía.