De cazadores a agricultores: el gran cambio
Los humanos del Paleolítico desarrollaron increíbles estrategias de supervivencia. Fabricaban herramientas de piedra, hueso y madera mediante técnicas como la percusión y el pulido. El dominio del fuego fue revolucionario: les permitió cocinar alimentos, ahuyentar depredadores y crear espacios de reunión social. Las famosas pinturas rupestres nos muestran que ya tenían formas de comunicación y transmisión de conocimientos.
¿Sabías que somos seres naturalmente sociales? La cooperación fue clave para nuestra supervivencia. El bipedismo liberó las manos, el lenguaje permitió compartir ideas y el trabajo en grupo hizo posible cazar animales grandes. Esta sociabilidad es lo que nos permitió formar comunidades cada vez más complejas.
Hace unos 10,000 años ocurrió uno de los cambios más importantes en nuestra historia: la revolución neolítica. Pasamos de simplemente tomar lo que la naturaleza ofrecía a producir nuestros propios alimentos mediante la agricultura y la ganadería. Este cambio no fue rápido, sino que requirió mucha observación y experimentación para domesticar plantas y animales.
La producción de alimentos trajo grandes cambios: nos volvimos sedentarios, surgieron las primeras aldeas, se generaron excedentes (más comida de la necesaria) y apareció la especialización del trabajo (no todos hacían lo mismo). Así comenzaron a formarse sociedades más complejas con diferentes roles y jerarquías, sentando las bases para las primeras civilizaciones.
🌱 ¡Piénsalo! Si no hubiéramos aprendido a cultivar plantas y criar animales, probablemente no existirían las ciudades, ni la escritura, ni estarías leyendo esto ahora.