La República Jacobina y el Radicalismo Revolucionario
La Monarquía Constitucional duró poco. ¿Te imaginás por qué? Casi nadie estaba contento: el rey había perdido poder, los nobles emigraron al extranjero, los campesinos y clases populares seguían con problemas económicos, y los católicos se oponían a las medidas contra la Iglesia.
En agosto de 1792, una rebelión popular en París asaltó el Palacio de las Tullerías. ¿Qué pasó después? La Asamblea detuvo al rey y convocó una Convención Nacional para reformar la constitución y juzgar a Luis XVI. Por primera vez se estableció el sufragio universal masculino (para mayores de 21 años). Así comenzó la etapa más radical de la revolución.
La situación se complicó por la guerra. Las monarquías europeas, horrorizadas por la ejecución del rey francés en 1793, formaron la Primera Coalición contra Francia. Inglaterra, Austria, Prusia, España, Cardeña y Holanda se unieron para combatir la revolución que amenazaba sus tronos.
⚔️ La política francesa se dividió en bandos marcados: a la derecha los contrarrevolucionarios (aristócratas y monárquicos), a la izquierda los revolucionarios (jacobinos, cordeleros y girondinos), y en el centro los independientes que cambiaban su posición según las circunstancias.
Los jacobinos, liderados por Robespierre, defendían a los sectores populares. Los cordeleros representaban las posiciones más radicales. Los girondinos defendían los intereses de la alta burguesía y los negocios de exportación. Estas divisiones marcarían el destino de la República en sus años más turbulentos.
El 9 de noviembre de 1799 (18 de brumario), Napoleón Bonaparte dio un golpe de estado que terminó con el régimen del Directorio. Una nueva constitución estableció tres cónsules, pero el poder real estaba en manos de Napoleón, quien en 1802 se convirtió en cónsul vitalicio.