Las religiones medievales
La religión cristiana fue fundamental en la Europa medieval, proporcionando el fundamento ideológico para la división en tres órdenes sociales, que se consideraban impuestos por Dios. La Iglesia tenía su propia jerarquía interna: el Papa como autoridad suprema, seguido por los obispos que administraban las diócesis, y por debajo de ellos, el resto del clero.
En el siglo XI, la Iglesia inició un proceso de reorganización conocido como la Reforma Gregoriana. Esta reforma buscaba eliminar prácticas como la simonía (compra y venta de cargos religiosos) y el nicolaísmo (matrimonio de religiosos), fortaleciendo así la autoridad papal sobre clérigos y fieles.
El Concilio de Letrán (1215-1216) marcó un punto de inflexión al precisar la doctrina católica. Estableció la confesión anual obligatoria y definió a los herejes como traidores que podían ser perseguidos. Con estas medidas, la Iglesia amplió su influencia sobre la vida cotidiana de la sociedad europea.
Paralelamente, la religión musulmana se expandió desde la península arábiga gracias a las enseñanzas de Mahoma, quien logró convertirse en jefe religioso y político. El islam conquistó territorios en la península arábiga, norte de África y la península ibérica, expulsando a los visigodos a principios del siglo VIII. Sin embargo, las luchas internas con los turcos eventualmente llevaron a la fragmentación política del mundo musulmán.
📜 En la Edad Media, religión y política eran inseparables. Tanto en el mundo cristiano como en el musulmán, los líderes religiosos ejercían un enorme poder político que influía en todas las decisiones importantes.