Inmunidad, Vacunas y Problemas del Sistema Inmune
Cuando nos exponemos por primera vez a un antígeno, ocurre la respuesta inmune primaria. Es relativamente lenta pero genera células de memoria. Si el mismo antígeno vuelve a aparecer, se desencadena una respuesta secundaria mucho más rápida y potente. Esta memoria inmunológica es la base de la vacunación.
Los grupos sanguíneos (A, B, AB y O) y el factor Rh determinan la compatibilidad en transfusiones. Conocer tu tipo de sangre puede ser crucial en emergencias, ya que transfusiones incompatibles pueden provocar reacciones graves.
La alergia es una respuesta exagerada del sistema inmune ante sustancias normalmente inofensivas. Por otro lado, en enfermedades autoinmunes como la diabetes tipo 1 o la celiaquía, el sistema inmune ataca por error a células propias del organismo.
💡 Nunca te automediques con antibióticos. Además de generar resistencia bacteriana, podés sufrir reacciones alérgicas severas que pueden poner en riesgo tu vida.
Las vacunas contienen antígenos que estimulan al sistema inmune sin causar enfermedad, generando inmunidad activa. En contraste, el suero proporciona anticuerpos ya formados (inmunidad pasiva), ofreciendo protección inmediata pero temporal.
La inmunidad puede clasificarse en cuatro tipos: pasiva natural (como la que recibe un bebé de su madre), activa natural (tras superar una enfermedad), activa artificial (mediante vacunación) y pasiva artificial (mediante sueros). Cada una tiene su importancia en la protección contra enfermedades y el mantenimiento de la salud pública.