Introducción Histórica a la Administración
La administración, como disciplina, tiene raíces profundas en la historia de la civilización. Desde que los primeros grupos humanos comenzaron a organizarse, surgió la necesidad de dividir el trabajo y gestionar eficientemente los recursos escasos para sobrevivir y prosperar.
A lo largo de los siglos, diferentes culturas desarrollaron sus propios métodos administrativos. El código de Hammurabi en Babilonia (aproximadamente 1800 a.C.) representa uno de los primeros instrumentos de administración conocidos. Los egipcios aplicaron principios administrativos en la construcción de sus monumentales pirámides, mientras que las civilizaciones greco-romanas establecieron sofisticados sistemas de organización social.
Durante la Edad Media, la administración evolucionó a través de los reinos e imperios, la Iglesia Católica y, posteriormente, mediante los avances de la Reforma Protestante y el Renacimiento. El desarrollo de las colonias americanas y el surgimiento de la incipiente burguesía impulsaron la administración del comercio y los talleres artesanales, antecedentes directos de las fábricas modernas.
La administración moderna comienza a tomar forma a finales del siglo XIX, coincidiendo con la Segunda Revolución Industrial. En este contexto histórico, las empresas empezaron a crecer exponencialmente, enfrentando nuevos desafíos que requerían métodos más sofisticados de gestión.
💡 Ningún proceso social surge espontáneamente. La administración moderna es resultado de experiencias previas que se han ido incorporando y evolucionando para responder a los desafíos de cada época.
En los siguientes capítulos exploraremos cómo este conocimiento se desarrolló a principios del siglo XX con las teorías clásicas, cómo se transformó durante la crisis económica de los años 30, y cómo evolucionó después de la Segunda Guerra Mundial con la incorporación de nuevas tecnologías y perspectivas.