El Absolutismo Ilustrado
El despotismo ilustrado surge como una combinación sorprendente entre el poder absoluto del monarca y las ideas progresistas de la Ilustración. El soberano mantiene su autoridad por "derecho divino", pero ahora acepta principios ilustrados para lograr una mayor eficiencia del Estado.
Estos monarcas consideraban que todo podía reformarse, no mediante cambios revolucionarios, sino a través de una paciente labor educativa y legislativa. Para ello, necesitaban la colaboración de los intelectuales ilustrados, creando una alianza que a primera vista parecía incompatible filósofos y reyes trabajando juntos.
Los déspotas ilustrados emprendieron importantes reformas lucharon contra los privilegios feudales, promovieron medidas económicas para favorecer la prosperidad, y buscaron una mayor igualdad social. Sin embargo, esta relación tuvo resultados mixtos. En España funcionó relativamente bien, ya que la monarquía estaba en el centro de la reforma, pero en otros lugares los monarcas simplemente tomaron de la Ilustración lo que les resultaba útil.
🔍 Paradójicamente, al introducir reformas inspiradas en la Ilustración pero resistirse a compartir el poder, los déspotas ilustrados estaban sembrando las semillas de las revoluciones que eventualmente derrocarían a las monarquías absolutas.