El perdón. El reencuentro
Al llegar a Carrión, Minaya encontró al rey Alfonso y, arrodillándose, le entregó los caballos del Cid junto con su mensaje. El monarca, admirando los hermosos corceles, aceptó el regalo con agrado y reconoció que el Cid le servía mejor que sus detractores. Cuando Minaya solicitó permiso para llevar a doña Jimena y sus hijas a Valencia, el Rey no solo accedió sino que también ofreció una escolta y, sorprendentemente, anunció el perdón del Cid.
"Desde hoy, no quiero que mío Cid Campeador pierda más nada", declaró Alfonso, devolviendo las propiedades confiscadas a los seguidores del Cid y dando permiso a cualquiera que quisiera unirse a él. Minaya, rebosante de alegría, partió de inmediato para llevar estas noticias a su señor.
Cuando el Cid recibió la noticia del regreso de su familia y el perdón del Rey, su felicidad fue inmensa. Para recibir a su esposa, hizo montar tablados en las puertas de Valencia, se vistió con ropas de seda y recortó la barba que había dejado crecer en señal de duelo desde su destierro.
Momento emotivo: El reencuentro del Cid con su familia representa el triunfo final del héroe, quien no solo ha conquistado tierras y riquezas, sino que ha recuperado lo que más valora: el honor, el perdón real y el amor de los suyos.
Cuando doña Jimena y sus hijas llegaron, el Cid realizó una exhibición de destreza con su nuevo caballo Babieca. Después corrió a abrazar a su familia y, entre lágrimas de alegría, los cuatro entraron en Valencia. En lo alto del alcázar, contemplaron la hermosa ciudad, las coloridas huertas y el mar, alzando los brazos al cielo para agradecer a Dios por haberlos reunido nuevamente.