Los antecedentes y el camino a la revolución
China, un imperio con 2000 años de historia, atravesaba una profunda crisis interna a principios del siglo XX. La intervención de potencias europeas, las estructuras sociales en decadencia y constantes rebeliones campesinas llevaron al fin de la monarquía, estableciéndose una república tras una revolución impulsada por la burguesía.
La lucha por el poder se polarizó entre dos fuerzas por un lado, Chiang Kai-shek liderando el Kuomintang (partido nacionalista) y por otro, Mao Zedong al frente de los comunistas. Mao formó el "ejército rojo" con campesinos y obreros, aplicando la técnica de guerra prolongada con tácticas guerrilleras. Su famosa estrategia era "si el enemigo ataca, retrocedo; si retrocede, lo persigo; si se detiene, lo hostigo".
Durante la guerra civil (1924-1949), Mao realizó la legendaria "larga marcha", recorriendo 10.000 km con 100.000 hombres mientras era perseguido por el ejército nacionalista. Sin embargo, la guerra debió pausarse cuando Japón invadió China, obligando a nacionalistas y comunistas a unirse temporalmente contra este enemigo común.
💡 ¡Dato clave! Después de la rendición japonesa en 1945, la guerra civil se reanudó. Aunque Estados Unidos apoyaba al Kuomintang, los comunistas tenían mayor organización, disciplina y un liderazgo claro. En 1949, los comunistas tomaron Beijing y proclamaron la República Popular China, mientras Chiang Kai-shek huía a Taiwán.