Ecosistemas
Un ecosistema es la interacción entre los seres vivos (biocenosis) y los componentes no vivos (biotopo) en un área determinada. Podemos clasificarlos de varias maneras según diferentes criterios.
Según su ubicación, los ecosistemas pueden ser acuáticos (como lagos, ríos y océanos), terrestres (como bosques, desiertos y praderas) o de transición (como manglares y estuarios). Por su origen, pueden ser naturales (formados sin intervención humana), humanos (naturales pero modificados) o artificiales (creados completamente por humanos). Y según su tamaño, hablamos de macroecosistemas (grandes extensiones como selvas) o microecosistemas (pequeños, como un charco o un tronco en descomposición).
Los seres vivos que habitan estos ecosistemas comparten características fundamentales que los distinguen de la materia inerte. Por ejemplo, intercambian materia y energía con su entorno, incorporando nutrientes y eliminando desechos.
También poseen irritabilidad, la capacidad de responder a estímulos del ambiente. Un ejemplo sencillo es cómo la pupila del ojo se contrae con luz intensa o se dilata en la oscuridad. Además, mantienen la homeostasis, el equilibrio interno necesario para la vida.
💡 ¿Una manzana es un ser vivo? No, es solo una parte de un ser vivo (el manzano). Para ser considerado vivo, un organismo debe cumplir todas las características básicas: estar formado por células, responder a estímulos, intercambiar materia y energía, reproducirse y adaptarse al ambiente.